Y es que desde tiempos inmemoriales la gente en general ha decidido que de una forma u otra pueden meter sus naricillas en lo que les venga en gana, y no sólo eso, sino que además, pueden opinar absolutamente de todo sin temor alguno a ser reprendidos. Pues perdone usted, querido/a indiscreto/a, pero mi vida es mía, y mi teta más aún.
Imaginaros la situación. Estáis sentadas en un bar tranquilamente con vuestra pareja y vuestros hijos (vale ya sabemos que si el plan incluye a los pequeños no será tranquilamente, pero bueno, por soñar...). Pues bien, en ese momento, la señora o el señor que está sentado tres mesas más allá, y al que la mayoría de las veces ni conocéis, suelta por su enorme boca la siguiente cuestión "¿Todavía le das el pecho? Pero si es muy grande....", a lo que sigue "Lo vas a malacostumbrar, ya debería comer solo y de todo como los niños de su edad...". 1, 2, 3, 4, 5, 6, YO ME CALMARÉ TODOS LO VERÉIS.....
Ante semejante afirmación una levanta la mirada de la cabecita de su bebé para observar detenidamente al susodicho increpante. Coges aire. Repites la cuenta anterior, y te dices a tí misma que no contestes, que para qué. Pero es que la gente, no tiene harturaaaaa. Y cuando te lo dicen una vez, y otra, y otra, y otra, y otra (podría seguir así hasta navidad, mi hijo tiene 21 meses y sigue mamando, así que imaginaros....).
Bien, pensad en el pokemon (que ahora está de moda), y repetid conmigo "Vamo a calmarno"
Estupendo, ¿habéis contado ya hasta mil? Pues ahora, respirad profundamente (que se note que la pregunta os tiene hasta el mismísimo moño) y contestad escuetamente "Hasta que mi hijo/a y yo queramos". Y fin de la conversación!!!!!!!!!
Sí queridos míos, sí. FIN-DE-LA-CON-VER-SA-CIÓN. Para que váis a malgastar el poquísimo tiempo que tenéis con vuestros hijos en explicarle a alguien que no os importa un pimiento lo importante que es que vuestro hijo siga lactando. Ni siquiera si esa persona es de vuestro entorno. Las explicaciones se dan una vez. El que no las acepta no es que no las entienda. Es que es incapaz de cambiar su concepto de la realidad, y digo más, está totalmente negado a aceptar que vosotros, padres, le dáis tres mil vueltas en este tema. Y me pongo así de borde, porque como dice mi prima Dolores, primero, soy una antisocial (y lo de ser borde me está gustando) y segundo, estoy de este tema hasta el cuello de mi bata!!
Así que nada, contad hasta 6 o hasta 6000, respirad, y contestad lo que os hemos dicho, aunque en vuestras mentes de padres sin vergüenzas estéis pensando "hasta que me de la mismísima gana señora!!".
Y para hablar de este tema he aquí el post de hoy. Porque nosotros, y vosotros, ya sabemos que lo mejón de lo mejón es la lactancia materna, y si ésta es prolongada en el tiempo ya es la repanocha!!
Así que vamos allá:
La Organización
Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la leche materna sea el alimento exclusivo desde el nacimiento
hasta los seis meses de vida y
después se mantenga, complementada con alimentos adecuados, oportunos y
seguros, hasta los dos años de edad o
más (dos años, quién lo diría eh!! Pues la OMS, la OMS lo dice señora!!),
si la madre y el niño así lo quieren.
No hay razones médicas para recomendar ni imponer el
destete por motivos de edad.
El desarrollo psicomotor y físico sugieren que la lactancia prolongada es la norma
biológica. El niño pequeño continúa, a lo largo de varios años, necesitando
el calor y el contacto del cuerpo materno, por lo que muchos de ellos buscan el
pecho cuando necesitan el contacto con
la madre o tras la ausencia de ésta. El
amamantamiento les da seguridad y les conforta.
A partir de los 12 meses, el pediatra puede
aconsejar que se ofrezcan los alimentos antes que el pecho para que el niño
comparta las costumbres familiares pero se siga beneficiando de las ventajas de
la leche materna que, en el segundo año de lactancia, tiene características
cada vez más parecidas al calostro,
es decir, menor función nutritiva y mayor función protectora y moduladora del
sistema inmunitario.
Un
nuevo embarazo no contraindica continuar con la lactancia materna.
La lactancia
en tándem consiste en dar de mamar
al hijo recién nacido sin dejar de hacerlo con el hijo mayor; es similar a
amamantar a gemelos, pero de distinta edad. Se debe dar prioridad al recién nacido, para asegurar que recibe toda la leche
que necesita. Parece que la lactancia en tándem ayuda al hijo mayor a aceptar la llegada del hermano y reduce los celos.
¿Qué ventajas proporciona la lactancia materna
prolongada?
© Menor
número de diarreas, infecciones respiratorias, episodios de otitis media, etc.
y prevención de las enfermedades alérgicas por el efecto protector sobre el sistema inmunitario del niño, que tarda
entre 2 y 6 años en desarrollarse.
© Menor
riesgo de sobrealimentación y desarrollo de obesidad en el futuro.
© Protección
de enfermedades cardiovasculares en
la edad adulta.
© Facilita
un desarrollo mandibular y dental
adecuado.
© Ventajas
en el desarrollo psicomotor
(habilidades motoras, lenguaje y agudeza visual).
© Favorece
el apego del niño a su madre, esa
relación cálida e íntima, que influye positivamente en el desarrollo de la
autoestima y en la futura independencia del niño.
© Protección
para la madre ante enfermedades, como el cáncer
de mama y ovario, la osteoporosis y las fracturas asociadas, y la artritis
reumatoide.
© Es
una medida ecológica, ya que no
precisa preparación ni genera residuos; y económica, al no tener que comprar
leche artificial.
© Disminuye
el absentismo laboral de los padres y el uso de recursos sanitarios al
disminuir el número de infecciones.
¿Cuándo y cómo destetarlo?
El destete es el periodo que se inicia con la
introducción de alimentos diferentes a la leche materna y finaliza con el
abandono completo de la lactancia.
La edad natural del destete en los seres
humanos, según diversos estudios antropológicos, está entre los 2,5 y los 7 años.
Cuando es el niño quien decide el momento del
destete, lo suele hacer rápidamente; si la decisión es de la madre, se debe
aconsejar que lo haga de una forma
gradual, eliminando una toma cada 3 ó 4 días. También
puede recomendarse acortar la duración de las tomas, distraerlo anticipándose a
los momentos o situaciones en los que, habitualmente, reclama el pecho, dar de
comer de forma más frecuente para evitar que el hambre le lleve a pedir el
pecho o aplazar las tomas de forma progresiva.
El Plan
Padre es un sistema respetuoso para retirar el pecho en los despertares nocturnos. Consiste en
colocar al bebé junto al padre al dormir, para que no huela a la madre. Si se
despierta, el papá intentará calmarle con algo que le relaje (cantar una nana,
chupete, masaje, caricias, etc). Si llora y no se calma, la madre acude y le da
el pecho. Poco a poco se van obteniendo resultados y se retira la lactancia
materna durante la noche.
Queridos míos, creo que después de este discurso tenéis razones de sobra para continuar con esta maravilla que es la lactancia materna. Y a los indiscretos que meten los órganos olfativos y gustativos en lo que no debe importarles, IGNORANCIA Y BUENA EDUCACIÓN, que como bien dice mi madre "el mayor desprecio es no hacer aprecio". Pues eso.
Dad mucha teta y seguid siendo unos sinvergüenzas, que en el próximo post hablaremos del COLECHO y sus beneficios, ya sabéis, para seguir criando al margen de la sociedad (jajajaja risa malvada jajajajaja).